4 de febrero de 2013

Doradilla

                                              Este puso en las hierbas, y sobre este
                                              la almea, parietaria y doradilla,
                                              la cabeza del lobo y gato agreste,
                                              Tereo con las plumas de abubilla:
                                              el rojo y blanco pájaro celeste,
                                              que nunca a tierra el alto vuelo humilla

                                                                                      La hermosura de Angélica
                                                                                      Lope de Vega



Frente a la cada vez más extendida costumbre de delimitar terrenos o fincas con vallas metálicas, por la sierra de Aracena tenemos la suerte de que aun predominan los tradicionales muros de piedra flanqueando los caminos y que aparte de servir para guardar uno de los más preciados tesoros de estas tierras, el cerdo ibérico, son un auténtico ecosistema en si mismos, y uno de sus elementos más característicos es nuestra protagonista de hoy: la doradilla (Ceterach officinarum).


Este pequeño helecho debe su nombre a las escamas doradas de su cara posterior que lo protegen del calor y reflejan la luz. En épocas de sequía la doradilla se reseca y enrosca sobre si misma mostrándonos su envés dorado, dando la impresión de estar marchita, pudiendo permanecer así un largo periodo. Sin embargo en cuanto retornan las lluvias sus hojas se embeben mostrando de nuevo toda su lozanía. Las plantas que como la doradilla no son capaces de controlar su nivel de agua y dependen del nivel pluviométrico se denominan poiquilohídricas, y son un magnífico indicador de la situación hidrológica.


Dioscórides menciona en su tratado variadas aplicaciones terapéuticas de la doradilla: tratar el hipo, la ictericia, la estranguria, la esterilidad... no dice nada sin embargo del tratamiento de la dismenorrea, respecto al cual en Alburquerque puede escucharse esta coplilla:

Dama descolorida
te has de quitar el dolor
aunque el doble
te cueste la doradilla


3 comentarios:

Montse dijo...

He aquí la magia y la grandeza del reino vegetal! Una vez más me dejas asombrada con esta planta, las fotografías y lo que nos explicas.
Un abrazo, Joaquín.

Manuel dijo...

Me gusto mucho como describes a la doradilla en tu artículo, es una herencia de medicina tradicional que no debe perderse con el paso de los años. Un saludo y felicitaciones por tu blog!

Elly dijo...

Mira que buen artículo has hecho sobre la doradilla, te felicito por tu aporte!

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