10 de julio de 2013

Escrofularia

Bilbo y Gandalf estaban sentados en una pequeña habitación de Bolsón Cerrado, frente a una ventana abierta que miraba al oeste sobre el jardín. La tarde era clara y serena. Las flores brillaban, rojas y doradas; escrofularias, girasoles y capuchinas, matizaban el césped, y se asomaban a las ventanas redondas.

                                                                               El señor de los anillos
                                                                               J. R. R. Tolkien




Los antiguos romanos llamaban a la inflamación de las glándulas parótidas scrofulae. En castellano sin embargo la conocemos como paperas, derivado de papo que es como se conoce a la parte abultada situada entre el cuello y la barba, quedando el término escrófula, tan sonoro, para designar a un proceso infeccioso que afecta a los ganglios linfáticos, principalmente del cuello, y producido  generalmente por el bacilo tuberculoso.


En las raíces de la escrofularia se forman unos pequeños tubérculos desiguales que nacen de los nudos de la raíz y que al contrario que la parte aérea de la planta permanecen vivos durante el invierno. La similitud de estos tubérculos con las escrófulas es el origen de su nombre, no sólo el popular, también el científico: scrophularia nodosa.


Similia similibus curantur es un latinajo que traducido viene a decir que lo semejante se cura con lo semejante y ha sido uno de los fundamentos de la medicina popular. De ahí que a la escrofularia se le hayan atribuido propiedades para sanar no sólo las escrófulas, sino también el bocio o las hemorroides. Asi decía en el siglo XVI el médico natural de Siena Pietro Andrea Mattioli: sépase que la escrofularia tiene admirable virtud de resolver las escrófulas e igualmente las hemorroides; para lo cual se colecta la raíz lavada y limpia de tierra, se maja con manteca fresca hasta que queden perfectamente incorporadas, y luego, bien encerrada la masa entro dos catinos o escudillas de barro, se deja en los sótanos húmedos durante quince días seguidos; después se funde la manteca a fuego suave, se cuela y se conserva para untar las partes dañadas y, sobre todo, las hemorroides, cuando sea menester-


Las flores de la escrofularia son muy pequeñitas y recuerdan una boca abierta bostezando


3 comentarios:

Montse dijo...

¡Preciosas fotografías y con todos los detalles!
Es un placer visitarte, Joaquín, siempre se aprende algo mientras se disfruta de tus fotos.
Un abrazo.

Japy dijo...

Magnifico post con una detalladísima información y esa magnifica alusión al Señor de los Anillos. Un abrazo.

José Manuel Gavilán dijo...

Hola Joaquín.
Bonitas fotos de esta rara flor. No creo haberla visto antes.
Buen trabajo.
Un abrazo desde Doña Mencía.

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