13 de octubre de 2015

Aleluyas

Luego bajamos la escalera hasta la acera, donde unas diminutas aleluyas amarillas brotaban entre las grietas.
                                                                                             Heridas abiertas
                                                                                             Gillian Flynn


Después de la flor del sueño y del macachín viene por el blog una tercera oxalis, en esta ocasión la corniculata, que recibe este apelativo por la forma de sus semillas que recuerdan un cuernecillo, y que comparte algunas características con las anteriores.


En primer lugar se trata también de una planta alóctona, en este caso de procedencia desconocida aunque se piensa que llegó a Europa desde Asia u Oceanía posiblemente antes del descubrimiento de América de dónde procede el macachín. La flor del sueño vino desde África.


La segunda de las características es la que da origen al nombre del grupo y es su contenido en ácido oxálico, que le confiere su sabor agrío o amargo. Y aunque en algunos sitios podemos encontrar recomendaciones sobre su uso en distintas patologías, hay que recordar que el ácido oxálico puede ser tóxico dando lugar a problemas por sus efectos sobre el calcio en la sangre, por lo que no hay que usarlas alegremente.


Tal como queda reflejado en el texto es frecuente encontrar estas aleluyas por las calles de nuestros pueblos, en las grietas del suelo o en los resquicios que quedan entre las paredes y el suelo. En cuanto al nombre común no se con certeza de dónde viene, pero  creo que no es difícil adivinar. Aleluya, en su origen hebreo alabad a Dios, tiene varias acepciones en castellano. Me quedo con tres de ellas: interjección que denota júbilo, noticia que alegra y en algunas locuciones alegría. Con su vivo color amarillo estas florecillas ponen una nota de alegría en nuestras calles.

2 comentarios:

Miguel García dijo...

Siempre se aprende algo nuevo, en esta ocasión el nombre de aleluya de estas flores que en distintas zonas del lugar en que vivo crecen con profusión.
Un abrazo,

Montse dijo...

Es curioso que se conozcan como aleluyas y que no se sepa encontrar el motivo de tal denominación, pero tu definición es la más acertada que he leído ¡aleluya!
Un abrazo.

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